DESHIDRATACIÓN

La extensión de la vida útil de los fluidos hidráulicos y lubricantes se ha vuelto una necesidad debido a las regulaciones en materia de afectación al medio ambiente. Además, hay importantes beneficios económicos asociados con la ampliación de la vida útil de los lubricantes, entre los que se encuentran la reducción de los costos por cambios de aceite y la disminución de los costos de adquisición. Por lo tanto, se requiere detectar y eliminar el agua de los fluidos hidráulicos y de lubricación.

En los sistemas de deshidratación por vacío, el fluido se expone a una atmósfera de baja humedad en una cámara de vacío parcial, dando como resultado la transferencia del agua libre y disuelta, solventes y gases, desde el fluido hacia la atmósfera.

Para facilitar esta transferencia, se introduce aire en la cámara de vacío. Conforme éste se expande en la cámara de baja humedad, se vuelve más seco, y la humedad y otros gases volátiles se transfieren desde el fluido hacia la corriente de aire. Esta mezcla de gases se hace pasar a través de un filtro coalescente para eliminar cualquier residuo de aceite en la corriente de aire y regresarlo a la cámara de vacío. Los sistemas de deshidratación por vacío operan a menores temperaturas en comparación con las unidades de destilación, con la ventaja de que no degradan al fluido. En la etapa final del purificador, el fluido desgasificado y deshidratado sale de la cámara de vacío y se pasa a través de un filtro de partículas. Este filtro tiene una alta eficiencia de remoción de partículas en los rangos de menor tamaño, y una alta capacidad de retención de suciedad.